Navalcán también es un pueblo de
la provincia de Toledo, cerca ya de Ávila dónde se había un tipo de bordado de
dibujos muy complejos y con una ejecución perfecta que da lugar a tejidos de
doble cara, una en positivo y otra en negativo.
Este tipo de bordado, muy
característica, se llama tejidillo o colchado.
Consiste en pasar la hebra de
arriba abajo y, saltando un hilo, de abajo arriba, haciendo bastas más o menos
largas según lo indique el dibujo que ha de estar hecho sobre el papel milimetrado.
El punto, como se, es muy
sencillo. (Fotos a continuación).
La dificultad de este tipo de
bordado es la atención que hay que mantener para seguir el dibujo. Cuando uno
se equivoca no hay más remedio que deshacer.
También hay que cuidar el remate
y el comienzo de las hebras, que deben quedar completamente ocultas si se quiere
que el bordado quede con doble cara.
Los dibujos son siempre
geométricos, formando cenefas sobre tela de lino, sin esquinas.
La ausencia de esquivas indica la
antigüedad del bordado, pues que para ejecutar las esquinas es preciso utilizar
espejos para ajustar perfectamente el dibujo.
El hilo empleado tradicionalmente
era de hebra de lana negra sobre lino blanco, aunque actualmente los hilos de
algodón son los más fáciles de encontrar, y por supuesto no tienen que ser de
color negro.
Dada la técnica de ejecución es
un bordado en bricomanía: el color de la tela y el de la hebra empleada.
En los tiempos antiguos las cenefas
eran de dibujo muy complejo y con bastan que cubrían apenas uno o dos hilos y
las hiladas avanzando un único hilo de la tela en la dirección de la trama. Es el
llamado tejidillo real.
Con el paso de los años se
simplificaron los motivos geométricos y la técnica también, pues en el
tejidillo vilano se trabaja sobre los hilos de la urdimbre y se puede avanzar
un único hilo o más. Esto da un bordado menos compacto.
Este bordado hace que las franjas
parezcan directamente tejidos de telar, y probablemente, espera lo que se
pretendía: imitar los tejidos hechos en telar.
Hay que tener en cuenta que,
hasta la introducción del telar mecánico, las telas eran un producto muy caro y
no estaban al alcance de las economías modestas.
El nombre de colchado se debe a
que servía para adornar colchas de cama.
En tiempos más antiguos adornaba
las pecheras, escotes, y mandas de camisa y camisones, tanto de hombre como de
mujer; goteras de cama, manteles y sábanas, así como camisas de ras. Un uso muy
específico del propio pueblo de Navalcán eran los paños de entrevelas, que se
usaban en los funerales para cubrir la mesa dónde se ponían las velas para el
difunto.
El tejidillo de Navalcán también
se empleaba en el bordado de Lagartera. Alguno de los motivos que hay en los
dechados de bordado de Lagarteras, son una clara derivación de Navalcán, pero
empelando la técnica de punto al pasado, lo que permite la combinación de
varios colores pero, en cambio, impide que el bordado quede a doble cara.
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